Fragmentos del libro de Jorge - Testimonio de Miguel:
Entiendo que la Iglesia Católica considera mártir a aquel a quien se le arrebata la vida por odio a la fe católica, in odium fidei se dice en latín. Seguramente algún día podrá darse una definición sobre la categoría que corresponde a la muerte que Jorge y su hijito recibieron, entonces la carta de Mons. Nuño será un documento invaluable.
En el prólogo de su libro “Los mártires mexicanos”, el Padre Cardoso SJ dice: “La Iglesia Católica reconoce que hay dos tipos de martirio verdadero: el martirio teológico y el martirio filosófico, o sea, como dice Benedicto XIV el martirio coram Deo, delante de Dios, y el martirio coram Ecclesia o delante de la Iglesia.
El martirio teológico o coram Deo, es el que tiene el mérito salvífico ante Dios, o sea que, como bautismo de sangre, Dios premia con la salvación del mártir. El martirio filosófico o coram Ecclesia, es el que, teniendo el mérito del anterior, tiene además el valor apologético de la demostración de la verdad de la fe, porque muere el mártir.”
Por la información de que dispongo, me parece que lo mataron porque hacía el bien de forma activa, es decir los que lo mataron odiaban lo que hacía y lo que hacía, lo hacía en forma desinteresada inspirado en la Fe Católica y porque se lo indicaba su compromiso de trabajar por la rectoría de Dios.
Respaldo esta opinión en lo dicho por el obispo Nuño:
“El Ing. Kalfópulos era hombre de paz, que con nadie tenía dificultades, por lo que, las circunstancias de su muerte hacen pensar en que lo que motivó el crimen que lo privó de la vida, fue su actitud definida como cristiano y como dirigente de trabajos apostólicos. Por eso, quienes lo conocimos juzgamos que entregó a Dios su vida, en compañía de su pequeño hijo de 9 años, como testimonio de su amor a Dios y a la Iglesia, en esta tierra evangelizada por la Virgen Santísima de Guadalupe”.
No cabe la menor duda que Jorge fue asesinado por ser un activo promotor de valores cristianos, trabajo que realizaba en gran parte en común acuerdo con el prelado de San Juan de los Lagos.
Ahora bien, Dios concede esa muerte bajo condiciones especiales, no es una forma “fácil” de ganar el cielo, la concede a aquellos cuya vida diaria es heroica, cuyo esfuerzo diario como una forma de mortificación lo recibe Dios como una fragancia, como un incienso que le da gloria. Finalmente, los designios de Dios son insondables y da sus dones libremente.
Llamo héroe a Jorge porque se portó heroicamente a sabiendas de que se oponía a fuertes poderes sin moral, lo llamo también mártir en la forma familiar que puede hacerse. Vuelvo al P. Cardoso. “Uso ese nombre en el sentido vulgar que le damos, no como ya digno de los honores del culto cristiano; en el mismo sentido que le daba nada menos que S.S. el Papa Pio XI de feliz memoria.
En efecto, el 31 de enero de 1927, Su Santidad el Papa recibía en audiencia especial a un grupo de jóvenes mexicanos y les dirigió este saludo, …”¡salve, flores de mártires! ¡Honor a vosotros y a vuestro país, a vuestros Obispos y a todos vuestros Pastores, a vuestros sacerdotes, a todos los vuestros que sostienen un combate tan glorioso, por el honor de la Iglesia, por la dignidad y la salvación de las almas! ¡Salve, hijos y hermanos de mártires!
El P. Cardoso cita a S. S. Pio XI, quien se siente libre de llamar mártires “a priori” a aquellos que efectivamente años después fueron proclamados mártires y canonizados por San Juan Pablo II. Toda proporción guardada, de ahí me apoyo para llamar mártir a Jorge.
No tuve la sensibilidad entonces ni los ojos apropiados para ver lo que vale la pena. ¿Qué cosa maravillosa estuvo sucediendo en el alma de mi amigo?, ¿cómo se convirtió de una persona aparentemente común en alguien capaz de entregar su vida en forma radical en el servicio a Dios y al prójimo?, sí se la respuesta ahora, Jorge amaba.
Amaba a Dios y lo amaba entregando su persona a los demás, amaba desmedidamente como solo Dios puede apreciar. Cuando el papa eximio Ratzinger explica en su libro Introducción al cristianismo, a la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, dice que es: el “todo para”, nada para sí mismo, todo para los demás, “para” tiene un profundo sentido dinámico, porque es el Sumo Amor. Amar es ser para los demás.
Jorge sabía ser para otros. En una ocasión de las muchas en que conversamos, le reñía que no cuidaba lo suficiente su carrera profesional en la empresa en que trabajaba. No entendía entonces que Jorge era capaz de postergar en alguna medida su carrera personal por servir a sus prójimos.
Arriba dije que Jorge era un levantino, es cierto nació en México, pero su fondo era griego, arriba vimos como su familia supo mantener en lo posible vivencias griegas, su corazón era de un niño. Su alegría era mediterránea con esa sensualidad tan natural en esas costas, de jóvenes y con su mamá y hermanos fuimos a ver “Nunca en domingo”, solo porque era una película griega, aunque el tema es bastante mundano, algo leyó a Nikos Kazantzakis, llegó a citarme frases pícaras de “Alexis, el griego” como dije arriba.
Jorge no hablaba griego, pero entendía muchas frases, sobre todo las que como indicaciones suelen dar los padres a sus hijos. Su corazón cumplía con lo que dice Jesús en la Escritura: Mt 18, 3. “En verdad os digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos” Jorge, repito, tenía corazón de niño.
Jesús, el abogado, me platicó que durante los días que acompañó a Amparo, tuvieron la visita de un matrimonio amigo de ellos, de los Kalfopulos, en la conversación recordaron que en la última ocasión que habían salido juntos a un lugar donde había una banda musical, Jorge se subió a tocar la batería, porque además de ser alegre sabía tocar.
¿Podía haber aprovechado mejor mi amistad con un hombre así?, por ello hoy me enorgullezco de dar testimonio de él con estas líneas. La última junta, de las quincenales, a la que asistió Jorge fue fuera de la Ciudad de México. En esa reunión nos habían dado una plática sobre la Virgen de Guadalupe, su imagen en la tilma de San Juan Diego, todo el hecho guadalupano.
Entre muchos datos se mencionó que la tilma no fue “preparada” con “primer” para recibir las pinturas de color. Guillermo que lo llevó de regreso al aeropuerto de Ciudad de México para que volviera a Guadalajara, me relató la pasión con que Jorge le hacía un razonamiento muy de su estilo: "Si la pintura no tiene base, no es una pintura, es una aparición permanente, ¿te imaginas?, tenemos una aparición permanente ante nuestros ojos, ¡qué cosa tan extraordinaria!".
Esto lo decía con su característica pasión. Leo con gusto el testimonio de su esposa, doce años de matrimonio, en el sentido de que aspiró al martirio. Esa expresión de tener una muerte significativa coincide con su carácter apasionado y forma de hablar, lo dije arriba, Jorge era profundamente apasionado y alegre, así amaba, porque solo a los que aman apasionadamente Dios les concede el martirio.
Vuelvo con Ratzinger, sólo que ahora en “Jesús de Nazaret”, dice cuando habla de la acción de Pedro de sacar una espada en el huerto de los Olivos: “Pero tiene que aprender que el martirio tampoco es un acto heroico, sino un don gratuito de la disponibilidad para sufrir por Jesús".
Jorge recibió el don gratuito. No tengo manera de saber quién lo asesinó materialmente, menos quien lo organizó; el interés es solo porque si fue por odio a sus buenas actividades, como lo he venido diciendo, entonces me atrevo a decir que es un mártir coram Deo, mártir ante Dios.
Repito lo escrito por Mons. Nuño:
“El gravísimo atentado contra la augusta persona de Su Santidad Juan Pablo II, es una prueba muy clara de la existencia en el mundo del misterio de la iniquidad de que habla San Pablo, y es una demostración de la maldad de los enemigos de la Iglesia con que tratan de eliminar a quienes estorban sus planes perversos”…
“por lo que, las circunstancias de su muerte hacen pensar en que lo que motivó el crimen que lo privó de la vida, fue su actitud definida como cristiano y como dirigente de trabajos apostólicos”
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Athanacio Kalfopulos Katzaki
Foto oficial de su cédula profesional